TURISMO CULTURAL

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD Y EXPLOTACIÓN TURÍSTICA ¿SON TEMAS CONCORDANTES O CONTRADICTORIOS?

Garantizar los derechos culturales de los pueblos, implica no solo que se debe proteger su derecho a la expresión cultural, sino también garantizar las bases materiales de la existencia de las comunidades. Por esto hay que replantearse la forma de distribuir las ganancias económicas que el turismo aporta para que beneficie a las comunidades involucradas en el proceso.
Hay que reconocer, además, la autodeterminación de las comunidades a participar o no de esta actividad. Por un lado, la presencia de los turistas puede significar la alteración del ritmo de vida tradicional, y, por otro, puede exigir, en determinado momento, la "escenificación de su cultura", o sea, actuar de determinada forma para satisfacer la expectativa de los turistas.
Debemos exigir que las comunidades tengan derecho a la libertad de conservar y recrear su cultura y permitir que sus formas de expresión cultural y social estén acordes a la nueva situación de mayor interacción con el mundo que nos rodea.
Nuestros pueblos no deben ser "zoologizados" para una mayor venta de su cultura, sea por su exotismo o por su pobreza. Deben participar activamente de los beneficios económicos del turismo, y del progreso tecnológico que este puede traer si así lo desean, y no ser tratados como fósiles vivientes para el agrado de los turistas urbanos en busca de paraísos perdidos.