Cuentos de ciudad

Pido disculpas a los entendidos que dicen que los animales no tienen inteligencia sino instinto, pero en 1997, en Basilea (Suiza), asistí a las peripecias de un perro, lo suficientemente "inteligente" como para descreer que solo lo impulsara su instinto.

Estaba esperando el autobús en la parada de Elsästrasse a las 5 de la tarde de un día laborable, cuando mirando hacia atrás divisé a pocos metros a un perro (de esos a los que les dicen comúnmente raza "perro"). Tenía orejas, hocico, ojos, patas y cola y eso para mí era suficiente. Se encontraba ocupando uno de los lugares de la fila que se había formado detrás mío en una "dársena" (así se le llama) que brinda seguridad a los transeúntes.
En principio creí que estaba acompañado. Cuando el bus amarillo de dos vagones que llevaba un fuelle en el medio se detiene, subo y me desplazo hacia el fondo. Fue en ese momento que presté más atención al perro que había subido detrás mío.

El animal quedó sentado frente a la puerta central, bastante agitado, con la boca entreabierta y húmeda salpicando saliva. En principio, miré a mi alrededor y no ví a nadie interesado por la escena. Solo yo. El resto del pasaje, sentados y parados, parecían cumplir su rutina diaria: uno leía el periódico gratuito que se recoge de un exhibidor en la misma parada del bus; dos mujeres de edad avanzada pero muy coquetas dialogaban en alemán entre murmullos y pequeñas risas; un joven rubio observaba la calle a través del vidrio de la ventanilla... Nada sucedía que llamara la atención de los pasajeros. Mientras tanto, el perro seguía firme frente a la puerta a la que no le quitaba los ojos, esperando quién sabe qué...

Lo primero que me llamó la atención fue que el conductor hubiese permitido ascender al bus a un perro sin pedirle el ticket del boleto como sucede en Argentina con cualquier pasajero humano. Evidentemente, en Suiza, los animales viajaban gratis y sin boleto. Pero de esto jamás iba a enterarme (salvo que lo hubiera preguntado), porque es rarísimo ver a un inspector solicitando los boletos a los pasajeros. ¿Para qué? Todos los que viajan pagan su boleto o abono. ¡Bah! Me cuesta explicarlo porque es una cuestión de cultura, que sólo podría poner en duda un argentino.

Para aquellos que no conocen el sistema local, les cuento que en Suiza los que no tienen abono pueden conseguir un ticket en la misma parada. Allí hay una máquina electrónica que se lo extiende después de colocar una moneda de dos francos suizos (boleto mínimo). Bastante distinto a lo que sucede en Argentina donde debieron colocar las expendedoras de tickets dentro de los buses para evitar que las roben.

Siguiendo con el hilo del relato, otra cosa que llamó mi atención era saber si el perro sabía dónde iba a bajar y, por supuesto, enterarme si se trataba de un perro callejero, de algún animal que había salido de compras o para hacer algún trámite y estaba regresando a su casa. Al cabo de 10 minutos en una zona contigua al rio Rhin y cuando varios pasajeros habían descendido saludando con un ademán cariñoso al animal que casi no se había movido del lugar, el perro se levantó y con esa impaciencia propia de los canes cuando está algo por suceder apenas abrió la puerta pegó un brinco que lo depositó en la acera. Se dirigió apurado hacia la esquina y mirando hacia uno y otro lado de la calle cruzó respetando el semáforo y se perdió por una calle lateral.

Yo no salía de mi asombro y esa perplejidad fue advertida por un pasajero que se acercó. Me habló equivocadamente en italiano, pero como yo comprendía y podía hablarlo correctamente no me distinguía demasiado entre un italiano, vaya a saber de qué región de la península, y un argentino que, como bien me dijeron una vez, hablaba como un italiano que hacía 30 años que vivía en la Argentina.

De todos modos, fue nada más que una impresión, porque uno puede encontrarse en cualquier parte de Suiza hablando en italiano (e incluso en español), porque el italiano es uno de los idiomas oficiales, en este orden de importancia: alemán, francés, italiano y romanche (este último corresponde al 3% de los 6 millones de habitantes que tiene Suiza). Esta última, es una lengua extraña mezcla de catalán, español antiguo, francés e italiano, pero bastante comprensible para el oído de un latino si presta la debida atención.

El hombre me preguntó: ¿Le extrañó la actitud del perro? Y de inmediato asistí perplejo al relato de la pequeña historia. Era el perro de un hombre ciego que había fallecido hacía ya ocho años. Seguramente adiestrado para hacerle compañía, el animal quedó solo cuando falleció su dueño.

La costumbre cotidiana que tenía el dueño del animal era tomar el autobús en esa misma parada en la que yo había ascendido a las 5 pm menos los días domingos en que su ruta no era la misma.

Durante esos ocho largos años, el perro imaginaba acompañar a su dueño por el mismo itinerario que lo hacía en vida y nunca fallaba: con frío, nieve, siempre estaba ahí y subía y bajaba en los lugares indicados. Mi interlocutor me contó que el animal era cuidado por todos los habitantes de Basilea pues esa historia se difundía año tras año como homenaje al dueño del animal y a su fiel compañero y se repetía hasta el cansancio en los principales diarios del cantón alemán. De manera que muy difícilmente alguien podía ignorarla. El animal no deambulaba por las calles hambriento y sin un lugar para dormir, por el contrario seguía viviendo en la casa de su antiguo dueño (aunque en ese momento era otro el propietario), éste le daba de comer, lo cuidaba, pero además los vecinos se encargaban de proveerle alimentos y hasta cuidados gratuitos en las veterinarias de la zona.

Qué tipo de instinto (para mí inteligencia) podía llevar a este perro a cumplir con ese protocolo... difícil saberlo. El animal conocía a la perfección el número del bus, dado que por esa parada circulaban no menos de 5 líneas y tres de ellas estaban individualizadas con distintos colores (amarillo, gris y verde).

¿No era que los perros no ven colores sino solo los blancos y negros? Alguien me lo dijo una vez y ahora lo recuerdo. Pero no sé si es cierto. De ser así, ¿cuál podría ser la explicación en este caso?.